viernes, 26 de agosto de 2011

Aleixandre. Apasionado, sedentario obligado, enamorado, compuesto y sin novio.


Vicente Aleixandre nació el 26 de abril de 1898 en Sevilla, en el seno de una familia burguesa y pasó su infancia en  Málaga. Cuando tenía 13 años, se trasladó a Madrid. En 1917 en Las Navas del Marqués (Ávila), lugar donde veraneaba, Aleixandre conoce a Dámaso Alonso, quien le introdujo en las obras de Rubén Darío, Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez. A partir de entonces, Aleixandre desarrollaría una profunda admiración por la poesía.

En 1919 se licencia en la capital en Derecho y obtiene el título de Intendente Mercantil. Desde 1920 hasta 1922 sería profesor en la Escuela de Comercio impartiendo Derecho Mercantil. Sin embargo, a partir de este año su salud comienza a deteriorarse, hasta que en 1925 se le diagnostica una nefritis tuberculosa (que finalizaría con la extirpación de un riñón en 1932). En 1926 publica por primera vez sus poemas en la Revista de Occidente mientras mantenía contacto constante con autores como García Lorca, Alberti o Cernuda.  

En la década de los treinta el poeta conoce a Andrés Acero con quien iniciaría una relación amorosa que se vio brutalmente interrumpida tras la Guerra Civil, pues Andrés hubo de exiliarse a México entonces. Molina Foix afirmó que "Aleixandre era muy pudoroso de su condición homosexual por el daño que pudiera hacer a su familia, sobre todo a su hermana, pero a mí me dijo que cuando muriese no le importaba que se supiera la verdad; consideraba que no era ningún desdoro". A pesar de esta frustración, que se vio incrementada por la llama de sus ideas izquierdistas con Franco en el poder, Aleixandre permaneció en España, convirtiéndose en uno de los maestros de jóvenes poetas más admirados. Vicente Aleixandre murió el 13 de diciembre de 1984 en Madrid.

En 1934 fue Premio Nacional de Literatura, Premio de la Crítica de Poesía Castellana en 1963 y 1969, y finalmente, en 1977 recibió el Premio Nobel de Literatura.  Fue elegido académico el 30 de junio de 1949, e ingresó en la Real Academia Española el 22 de enero de 1950. Ocupó el sillón de la letra O.




Su obra poética puede dividirse en cuatro etapas:

Poesía pura

Entre 1924 y 1927 escribe su primer libro Ámbito, que muestra rasgos de la poesía pura de Juan Ramón Jiménez y Jorge Guillén, además de varios guiños a Fray Luis de León y Góngora. Los expertos consideran este libro el resultado de una poesía incipiente e inexperta, pero ello lo hace especialmente interesante para el público más joven o menos aficionado a este tipo de literatura

 Poesía surrealista

Desde 1928 hasta 1932, Aleixandre opta por un nuevo camino que pretende romper con todo lo anterior. Se inspira en escritores del Surrealismo, como Rimbaud o Lautréamont, sin llegar a adoptar completamente la escritura automática propia del movimiento. Elabora poemas en prosa, como Pasión de la Tierra. Utiliza también el recurso del verso libre en Espadas como labios; La destrucción o el amor, que continuó presente hasta la década de los cuarenta en obras como Sombra del Paraíso. Aleixandre carga sus versos de irracionalidad y defiende el amor como una fuerza natural ingobernable capaz de destruir todas las limitaciones del ser humano, y critica los convencionalismos con que la sociedad intenta apresarlo.

 Poesía antropocentrista

Al igual que otros muchos autores de la literatura española, tras la guerra, su obra se acercó a las preocupaciones de la sociedad imperante. Como un hombre corriente, aborda los sufrimientos y las ilusiones de una vida destrozada con ansias de renacer. Su estilo se vuelve sencillo y accesible en libros como Historia del corazón, de 1954 y En un vasto dominio, de 1962.

Poesía de vejez

Durante sus últimos años, el poeta toma un estilo centrado en la cercanía de la muerte, mucho más metafísico. Se vuelve mucho más sereno, dejando atrás su vena juvenil más apasionada, pero conservando cierto irracionalismo. Sus últimos libros Poemas de la consumación, de 1968, y Diálogos del conocimiento, de 1974 se han completado con la aparición póstuma de En gran noche, de 1991, en la misma línea reflexiva de los anteriores.

El poeta se acuerda de su vida

Perdonadme: he dormido.
Y dormir no es vivir. Paz a los hombres.
Vivir no es suspirar o presentir palabras que aún nos vivan.
¿Vivir en ellas? Las palabras mueren.
Bellas son al sonar, mas nunca duran.
Así esta noche clara. Ayer cuando la aurora
o cuando el día cumplido estira el rayo
final, ya en tu rostro acaso.
Con tu pincel de luz cierra tus ojos.
Duerme.
La noche es larga, pero ya ha pasado.



Ya no es posible

No digas tu nombre emitiendo tu música
como una yerta lumbre que se derrama,
como esa luna que en invierno reparte
su polvo pensativo sobre el hueso.

Deja que la noche estruje la ausencia de la carne,
la postrera desnudez que alguien pide;
deja que la luna ruede por las piedras del cielo
como un brazo ya muerto sin una rosa encendida.

Alguna luz ha tiempo olía a flores.
Pero no huele a nada.
No digáis que la muerte huele a nada,
que la ausencia del amor huele a nada,
que la ausencia del aire, de la sombra huelen a nada.

La luna desalojaba entonces, allá, remotamente, hace mucho,
desalojaba sombras e inundaba de fulgurantes rosas
esa región donde un seno latía.

Pero la luna es un hueso pelado sin acento.
No es una voz, no es un grito celeste.
Es su dura oquedad, pared donde sonaban,
muros donde el rumor de los besos rompía.

Un hueso todavía por un cielo de piedra
quiere rodar, quiere vencer su quietud extinguida.
Quiere empujar aún una rosa de fuego
y acercarla a unos labios de carne que la abrasen.






2 comentarios:

  1. Aleixandre fue un maestro, se oye poco de su obra y es injusto. Me gusta la selección de poemas que has hecho, mi preferido es 'Se querían'.
    Soy nuevo en esto de los blogs y no lo tengo muy claro, pasé por el tuyo y me sorprendió que escribieras sobre Aleixandre. Yo intento escribir una novela con pedazos, pásate si te hace!
    Te sigo

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  2. Muchas gracias. Un placer compartir gustos. También te sigo, continúa así. Buen trabajo.

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